Sue?o de una chica despierta

!Patricia!

El sol comenzaba a asomar por entre las monta?as, y sus rayos buscaban mis ojos, tristes y llorosos, que se cerraban inevitablemente al contacto con tanta luz.

Caminaba por la orilla de la playa, en biquini, y con una bolsa en la mano, donde llevaba mi ropa y mis sandalias.

A cada paso que daba, el agua, fría, tomaba contacto con mis pies, y salpicaba en la bolsa que llevaba. Yo, despreocupada, seguía avanzando. Cada vez chocaba más y más agua en mi bolsa, y caí en la cuenta de que era porque las olas se estaban despertando. Siempre lo hacen, en cuanto sale el Sol, se desperezan y rompen fuerte, bostezando, y salpicándome con ese aliento a salitre, a inmensidad, a tranquilidad, pero a la vez a caos, a desastre.

De repente, sin saber por qué, me paro y me miro los pies. También ellos se han parado. Todo se para por un momento, y sólo siguen en movimiento el Sol, que va saliendo de su escondite, y las olas, con sus enormes bostezos.

Miro al horizonte, y observo, a lo lejos, las barcas, amarradas torpemente (o a mí me lo parece) en el puerto. Pienso en todo, pero a la vez no pienso en nada. Tomo aire, respiro, respiro por fín. Después de mi agotadora semana entre trabajo, papeles, trabajo, ruidos, coches, bocinazos, adolescentes sinvergüenzas, ni?os revoltosos, adultos insoportables, llega ese placentero descanso, y me digo:

“Ha merecido la pena madrugar para ver esto. Pasaré otro monótono día, pero esto… esto que estoy viendo ahora mismo, esto que experimento, hará que este día no sea igual que ayer. Hoy soy distinta, hoy he aprendido a ver y a querer lo que tengo. Hoy… Hoy voy a ser yo.”

Y sin querer, sigo caminando, como desde mi profundo ser alguien hablara por mí, alguien me impulsara a hacer lo que realmente quiero, a perseguir mis sue?os, a ser quien soy y no preocuparme de nada más que de atender a mis principios.

Sigo caminando, y observo, unos metros más adelante, a un hombre mirando el horizonte. Me acerco a él, pero no parece darse cuenta de mi presencia. Tomo aire, respiro. Ese hombre tiene algo, algo que hace que me sienta bien. Pienso, tal vez es el ambiente que me rodea, tal vez es el espíritu valiente y decidido que ahora me posee. Y creo que ese espíritu es el que me impulsa a decir:

- Hoy nuestros caminos se han encontrado. Ma?ana… Ma?ana puede que no se encuentren. Quizás no se vuelvan a encontrar el resto de nuestras vidas.

Pero hoy, hoy nos hemos encontrado, y me has atraído.

El hombre me mira primero con una muestra de desconfianza. No está acostumbrado, al igual que yo, a pensar de esa manera, a estar tan relajado. Su vida de estrés también le ha quitado esa ilusión por vivir. Pero, al igual que yo, hay algo que le impulsa a contestar:

- Tú a mí también me has atraído. Me ha gustado encontrarte, y me gustaría encontrarte en mi camino todas las ma?anas, todas las tardes, y todas las noches.

Y acto seguido, me abraza. Tomo aire y le miro a los ojos. Después, miro hacia atrás, y veo que mis pies, impresos en la arena, aún siguen ahí. Eso me relaja, pues así sé cómo volver a mi punto de partida, porque quiero hacer el mismo camino todas las ma?anas, todas las tardes, todas las noches, todos los días, todas las semanas, todos los meses,… Toda mi vida. Y quiero que en ese camino, esté aquel hombre.

Me despierto con el cuerpo empapado en sudor. Ha sido una noche calurosa. Me doy la vuelta y veo  la ventana abierta , oigo el susurro del viento matutino,me rio de mí con una sonrisa imperceptible. Quizás no habría dormido de verdad.

Me levanto e inicio mi camino. ?Me encontraré hoy contigo?

[ 本帖最后由 !Patricia! 于 2008-7-31 17:25 编辑 ]

苏菲

Patricia, cuánta cosa escribes!!!

!Patricia!

recuerdas de mí ?la verdad que llevaba tiempo sin pasar por aquí.