一个朋友写的诗

Bei_honey92

BIENVENIDO SEAS


El sol en el horizonte
tímidamente se asoma,
nos da los buenos días
con luz blanca y cegadora.
A las plantas da la vida
y desvela a las sombras
que en la noche dormían.
?Bienvenido seas, nuevo día!

Por la ventana se cuela
la primera brisa de la ma?ana
que poco a poco, me desvela
y me invita a respirarla,
junto con el aroma del café
recién hecho y unas pastas
del horno recién salidas.
?Bienvenido seas, nuevo día!

Entre arbustos me abro camino.
A veces ando sobre blanda hierba
y otras sobre doloroso espino.
Busco refugio entre ramas y piedras
junto a un caudaloso y limpio río.
Soy cazador de frutas,
amante del aroma de los pinos,
recolector de liebres y gacelas...
La naturaleza me susurra:
?Bienvenido seas!

Despierto, y aquél río
donde los peces jugaban
como si fuesen ni?os,
ahora está turbio y sucio.
Han muerto los cisnes
que andaban sobre el río,
aleteando felices
y refugiándose del frío.
La naturaleza me susurra,
pero esta vez al oído:
?Necesito ayuda,
han muerto todos mis pinos!

Ya no hay dulces bayas
entre los frondosos arbustos.
Las frutas son amargas
como la tierra a la que se arraigan
las raíces desesperadas.
Quieren limpiar la savia
del venenoso humano
que ha invadido sus tierras.
La naturaleza me confiesa
mientras me coge de la mano:
?No merezco esta pena,
yo que todo os lo he dado!

Llueve sobre el triste campo
al mismo tiempo que llueve
en mi cuerpo desalmado.
Me siento culpable y escupo
mis vísceras, mi sangre,
mi piel, mi corazón, mi carne...
y lloro al ritmo de los truenos
que estremecen al campo entero.
El cielo se ha enfadado, y lucha,
como quien venga a un hermano.

Caigo casi muerto al suelo.
Creí saber qué es morir,
pues desaparecieron mis miedos
y en su lugar, flores de lis
entre mi cuerpo crecieron.
Pero estaba en error craso,
?Pues yo no había muerto!
Tan sólo caí rendido.
La lluvia sigue cayendo,
y yo en el suelo tendido.
Una mano me acaricia
con mucho amor y dulzura.
La naturaleza me susurra:
?En pie, levántate y lucha!

Pongo esfuerzo al levantarme,
tanto como se esfuerza una madre,
que todo su ser lo da
para que su hijo no pase hambre.
Las palabras alentadoras
junto con las dulces caricias,
la luz blanca y cegadora,
las flores, ahora marchitas,
y esa voz dulce, me animan
a mudarme de esas tierras
que ahora son tierras vacías.
Ya no hay pinos que den sombra,
ni los pájaros cantan melodías.
Yo seguiré mi camino
hasta el caer de la noche
y el despertar del sol.
Entonces gritaría
tan fuerte como hice entonces:
?Bienvenido seas, nuevo día!